AMENAZAS

 
 
 

 

 

AMENAZAS

 

En general, las tortugas marinas están amenazadas por un gran número de actividades humanas, tanto en mar como en tierra, haciendo de su conservación un gran reto. Historicamente, el mayor impacto para las poblaciones a nivel global era el consumo de huevos y de los individuos y su comercio. Afortunadamente, este peligro se ha reducido de forma considerable en muchos lugares, incluido el Mediterráneo, mediante protección legal a niveles nacionales e internacionales, aunque el problema no ha sido completamente eliminado. Por ejemplo, las tortugas todavía se captura para consumo local en algunos lugares. En el Mediterráneo, se realizó una explotación severa para consumo durante la primera mitad del siglo XX. Actualmente hay dos problemas principales para la conservación de las tortugas marinas en el Mediterráneo: el impacto humano en los lugares de anidación y la interacción con la pesca. Hay otros (contaminación, colisión con embarcaciones, cambio climático, y predación por parte de especies cuyas poblaciones han aumentado debido a la presencia de basura humana) que pueden afectar a las poblaciones de tortugas, pero actualmente parecen tener un impacto secundario. Respecto a los lugares de anidación, son especialmente amenazados debido a consecuencias directas o indirectas de la presencia del turismo. De hecho, un gran número de turistas visitan la costs Mediterránea cada año, y la degradación del hábitat asociada es una amenaza importante para los lugares de anidación. Las infraestructuras turísticas, la modificación de la línia de costa, la extracción de arena y otros factores pueden destruir físicamente una playa de anidación, y una intensa actividad humana durante la época de anidación (limpieza mecánica de playas, contaminación luminosa y sonora, sillas y sombrillas, frecuentar la playa por la noche, colisiones con embarcaciones deportivas) pueden interferir con los procesos de apareamiento y puesta, la incubación de los huevos, y el movimiento de los recién nacidos al mar. Además, cánidos salvajes, perros domésticos y asilvestrados, y gaviotas, cuyas poblaciones se benefician de la presencia humana, predan sobre los huevos y los recién nacidos. Además de proteger in situ para evitar la destrucción física de los lugares de anidación, es importante que se conceda protección a las áreas marinas circundantes, al menos durante la época de reproducción, para evitar actividades humanas que afecten a los adultos y a los recién nacidos en el mar. Respecto a la interacción con la pesca, un indicador de la importancia de la mortalidad inducida por la pesca es la alta proporción de varamientos de tortugas con evidencias de interacción con artes de pesca. Se ha estimado que ocurre más de 132.000 capturas al año en el Mediterráneo, siendo los barcos de arrastre, el palangre y las redes fijas los artes de pesca más importantes en este aspecto. En algunas pesquerías, la muerte intencionada para carne se asocia con episodios de captura accidental y las tortugas son consumidas directamente por los pescadores o vendidas en mercados locales. En otros casos, el daño o muerte intencionada de tortugas capturas accidentalmente por otras razones es también una razón de preocupación.

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